"EN COMPLICIDAD"
Si el viento tuviera la complicidad del tiempo, le robaría un minuto para guardarlo en un trozo de la música que ahora me está rogando las palabras para asesinar sus notas, transportando el olvido a lugares que tal vez nunca pisen ni las escenas imaginarias de un escritor fuera de época como Julio Verne, o quizá que nunca puedan alcanzar el éxtasis de las frases de un poema de Neruda caído al suelo y roto en mil partes.
Con ésa complicidad estrecha entre la enfermedad y la muerte, entre el boticario y el médico, entre el hombre y las pestes, entre la obscuridad y el miedo, entre el dolor y el amor, entre tus palabras y éste cuarto frío; con la más intensa aflicción de morir como un poeta sobre sus líneas, como el odio vencido con una estaca en el pecho, con tu olvido carcajeándose mientras junto los restos de mi sangre coagulada de entre los libros.
Tan cómplice como la luz y la noche, tanto o más como la sombra con mi cuerpo, tan inquebrantable como tu recuerdo a mi costado, como un pensamiento inquieto, impaciente de ser externado, tan frío como el lecho de Gandhi pero tan fuerte como sus ideales, más triste que el llanto o más alegre que el triunfo, tan deseable como el cielo y tan temido como el infierno; ésa es la complicidad que hay que temer , la que tienen los hombres con las armas, las aves con el viento, la mentira con el silencio y tu Verdad con la duda.
Omar González Vázquez.
18 / Noviembre / 1997.
Con ésa complicidad estrecha entre la enfermedad y la muerte, entre el boticario y el médico, entre el hombre y las pestes, entre la obscuridad y el miedo, entre el dolor y el amor, entre tus palabras y éste cuarto frío; con la más intensa aflicción de morir como un poeta sobre sus líneas, como el odio vencido con una estaca en el pecho, con tu olvido carcajeándose mientras junto los restos de mi sangre coagulada de entre los libros.
Tan cómplice como la luz y la noche, tanto o más como la sombra con mi cuerpo, tan inquebrantable como tu recuerdo a mi costado, como un pensamiento inquieto, impaciente de ser externado, tan frío como el lecho de Gandhi pero tan fuerte como sus ideales, más triste que el llanto o más alegre que el triunfo, tan deseable como el cielo y tan temido como el infierno; ésa es la complicidad que hay que temer , la que tienen los hombres con las armas, las aves con el viento, la mentira con el silencio y tu Verdad con la duda.
Omar González Vázquez.
18 / Noviembre / 1997.
5 comentarios
Ganso -
El nombre del pueblo lo desconozco, pero está camino a Sierra Nevada, en Granada (España).
Carlos -
chelin -
pd. Lindo poema, la imagen que utilizas esta chida muy original.
Anónimo -
NOE SAMPERIO -